Los romanos heredaron mucho de la sabiduría griega y añadieron sus propios pensamientos sobre la ley, el deber cívico y el poder. Pensadores como Cicerón y Séneca son grandes referencias.
Todo cambia, pero nada se destruye
La naturaleza no hace nada en vano
No hay un camino fácil de la tierra a las estrellas
Mente sana en cuerpo sano
Cada uno es el arquitecto de su propia fortuna
La fortuna favorece a los valientes
Siempre el honor, tu nombre y tus alabanzas permanecerán
El placer crece con el esfuerzo
Donde hay amor, hay dolor